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dominiquevernay

La gota gorda (primera parte)

La gota gorda (primera parte) Safe Creative #1110060233870

En mi edificio todos los dormitorios están orientados hacia el oeste, lo que los convierte en auténticos hornos desde mayo hasta bien entrado octubre.

            Por eso me encuentro hoy, a las tres de la mañana, en la terracita que da a un patio interior, intentando conciliar el sueño en una cama improvisada, al igual que lo están haciendo la mayoría de los demás vecinos.

            Lo más molesto no son los ronquidos del de debajo, ni cualquier otro ruido propio de dormitorios, amplificado en el patio, verdadera caja de resonancia. No, lo que resulta molesto de verdad, es el hecho de ver cómo se te derrite un pie, una mano o una pierna entera, sin poder hacer nada para impedir que se te vaya colando por el desagüe de la terraza, para ir a parar al patio diez pisos más abajo.

             Porque, aunque en mi edificio todos seamos de lo más educado y honrado, recuperar lo que es de cada uno de entre el amasijo de miembros amontonados –tras su resolidificación de madrugada– no resulta siempre fácil.

            El otro día sin ir más lejos, llegué la última al reparto y me tuve que llevar el único brazo derecho que quedaba, mucho más largo y peludo que el que uso normalmente. En la oficina me miran mal. A ver si pillo al despistado –o pervertido– que anda por ahí presumiendo de brazo bonito.

2 comentarios

Cristina -

Coincido con el comentario anterior, y a mi también me supo a poco. Qué pasará al día siguiente?

Richi -

Se ve que dominas este tipo de historias. Parece como si salieran del mundo de los sueños, tus personajes se debaten por venir de la fantasía, para hacernos cómplices de lo que pasa allí dentro, pero rápidamente se ocultan de nuevo, dejándonos con una sensación de niño a la puerta de una tienda de golosinas, pero eso es lo que ocurre con el microrrelatos, que saben a poco. Me gusta.