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dominiquevernay

Justicia Roberval

Justicia Roberval

Ilustración - Ilustración del Antiguo grabado de la balanza Roberval aislado en un fondo blanco. Industrial enciclopedia E.-O. Lami - 1875. 

Justicia Roberval

Aunque fuera del año catapún, la balanza de mi abuela era, según ella, el Stradivarius de las balanzas. La había tenido durante años en su tienda de ultramarinos en el pueblo y, cada vez que intuía en la mirada de sus clientes una sombra de duda sobre unos gramos de menos –que para los gramos de más no había nunca ni sombra ni luz– les recordaba, con aires de suficiencia que le despeinaban los pelitos del bigote, que su balanza era:

–¡Una Roberval!

Efectivamente, la balanza de mi abuela no era una cualquiera. Pesar un kilo de patatas con una Roberval no tenía nada que ver con hacerlo con una balanza made in V.U.S*; ennoblecía y revestía la medición de tal solemnidad que, aunque nadie más que mi abuela supiera a qué venía eso de comparar violines con balanzas de platillos, hubiese sido una grosería y un sinsentido seguir dudando de su precisión.

            Está claro que yo no soy una Roberval. No quiero decir con eso que yo sea una cualquiera, pero sí, que nada de lo que pueda decir tiene peso y, por si acaso no me creen, se lo voy a demostrar.

            Pongamos que les diga que robar un huevo es igual a robar un buey. Se reirán de mí y me llamarán loca. Sin embargo, revistamos ahora esa aparente memez del huevo y del rey... perdón, del buey, con la solemnidad del veredicto pronunciado por un hombre con toga o por otro con sotana. Entonces, seguro que se dejaran de guasa y no les cabrá la menor duda de que el dicho francés «qui vole un oeuf vole un boeuf*» es una gran verdad, algo tan evidente como que uno es igual a uno. ¡Ya ven!

 * VSA: Vaya Usted a Saber

*Qui vole un oeuf vole un boeuf: quien roba un huevo roba un buey

1 comentario

Paula -

Hola!!! paso sin apenas detenerme, pero te felicito por el blog y a Fernando por sus ilustraciones. Muchas gracias por vuestro trabajo y por compartirlo públicamente. Un abrazo. Paula Rivero