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dominiquevernay

La tejedora (de secretos)


Ella no tiene habilidad ninguna para recogerse el pelo, pero se empeña en llevar el moño ese como si tuviera aún veinte años —se queja mi madre.
—¿Y qué más da que se peine de una manera o de otra?—contesto.
A mí me gustan los extraños moños caracolas de la abuela. Los llama moños italianos, y al no tener ya tanto pelo los rellena con restos de lana de sus labores.
—Mi primer novio también lo era —se desgañita la abuela desde la salita.
—¿Era qué? —lanza mi madre enfurruñada.
—¡Italiano! —dice, interrumpiendo por unos segundos su cliqueteo de agujas.

(Escrito para REC)

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