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dominiquevernay

A mano

A mano

En nuestra casa, cosa perdida, cosa que aparece al poco encima del piano. Es un piano que debió de brotar en medio del salón, porque nadie recuerda de dónde salió, ni siquiera la abuela, y eso que es tan vieja como la casa. Estorba (el piano) cuando hay que abrir la mesa grande, pero a nadie se le ocurrió nunca deshacerse del puñetero armatoste porque, ¿dónde si no íbamos a recuperar lo perdido?... Esta mañana, sin ir más lejos, no vean lo contento que se ha puesto mi padre; acababa de perder una mano por ponerla en el fuego por no sé quién, y va mi madre y le dice que si ha mirado bien encima del piano; y efectivamente, ahí estaba, tan fresca, tan guapísima, ¡tanto!, que mi hermana Puri -que se ha apuntado a un taller de arte floral- ya se la había apropiado «para realzar la belleza de mi composición», dijo. A mí, personalmente, lo único que me molesta del piano ese son sus teclas bailonas, que suelen moverse sin ton ni son justo cuando me siento a ver la tele.(Escrito para Viernes Creativo de Fernando Vicente, foto de B.Burton)

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