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dominiquevernay

Lanzamiento de martillo

Lanzamiento de martillo

—No, tu padre no es mal hombre —decía la abuela—, es que lo lleva en la sangre, es de familia.

Y la creí y pensé que tal vez yo también lo llevaba en la sangre. Por eso, una tarde aburrida de tantas otras, probé con el gato de la vecina que siempre merodeaba por ahí, luego, para mejorar mi técnica, lo volví a probar con el más enclenque del cole. Cuando estuve seguro de que mis lanzamientos no tenían nada que envidiar a los de mi padre —al que había visto actuar algunas veces en la taberna del barrio y, más a menudo, en casa con mamá— me eché una novia.

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