Rulos y risas
Doña Gertrudis copiaba sus peinados de revistas viejas y se las veía y deseaba para poder lucir aquellas ondas y rizos de antaño.
Los sábados se ponía los rulos, mientras su marido veía la tele. Aquel sábado, el hombre estaba riéndose a carcajadas con los Hermanos Marx.
No entiendo como estas bobadas pueden hacerte tanta gracia.
Es humor absurdo, no hay nada que entender respondió él.
Será que lo absurdo no me va concluyó ella muy digna, con sus treinta rulos, como treinta pinchos morunos clavados en la cabeza.
1 comentario
Yo -