Vuelo nocturno
A Remedios le gusta la sala de las mariposas. Siempre las deja revolotear un rato mientras barre el suelo y limpia las vitrinas de huellas de dedos. Antes de pasar a la sala de los coleópteros, las mira volver a sus alfileres y espetarse sin una sola queja. Son las dos de la madrugada, Remedios cierra las vitrinas, suspira... aún le queda mucho por hacer.
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