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dominiquevernay

El globo

El pequeño se restriega los ojos con los puños manchados de papilla. Tiene más sueño que hambre, pero no le sirve de nada apretar los labios al ver la cuchara acercarse a su boca. 
–Una más para la abuela –insiste su madre.
De repente, el niño deja de gimotear, se tensa en la trona y clava la mirada en la de su madre.
–No –le dice entre perdigones de papilla. 
El eco de este primer "no" rebota en el silencio de la cocina como un enorme globo de colores, y tras él el pequeño se va.
 

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