Terrores policromáticos
No es sorprendente que un vampiro te salte a la yugular. Tampoco es nada del otro mundo que los zombis anden cómo lo hacen ni que los marcianos sean verdes. Pero que él llegue a la cocina arrastrando los pies, y que, por no encontrarse con el café servido en aquella taza suya «de toda la vida», se ponga negro, luego rojo de tanto gritar, esto, sí, asusta de verdad.
2 comentarios
Anónimo -
Carole -