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dominiquevernay

Paseo por el parque

Paseo por el parque

Me prohibe jugar con él.

-¿No ves que es muy raro? -me dice, mientras me pone un collar de perro galáctico, y empiezo a parpadear como el árbol de la plaza Mayor en Navidades.

-¿No ves que es un perro verde? -insiste, mientras tiro de la correa para olfatear al raro.

Su dueña, Matilde la del bajo, saluda a la mía. Es una vieja muy vieja. Se parece a Rufus, el Shar Pei de los del tercero, cuando llegó. ¡Este sí que era raro! Ahora es más normal, se ha vuelto estirado como su ama que no le deja jugar con nadie. Me dejo acariciar por Matilde.

-Qué guapo vas con todas estas luces -me dice amablemente, sacando lo más que puede la cabeza de entre el espinazo. Le contesto meneando el rabo. Mi ama, nada.

Ya es casi de noche y mis destellos de perro galáctico cortacircuitan las primeras sombras del parque. Claro que sé que el nuevo perro de Matilde es raro, que es verde, que no huele ni a macho ni a hembra, que tiene ruedas en vez de patas, y un tubo ancho a modo de cuello, cabeza y correa. Sé también que van diciendo por ahí que Matilde se ha vuelto loca, que desde que murió Dama, la bella Dálmata, no pasea a ningun perro, que pasea una aspiradora.

Empieza a chispear, mi ama me retira el collar navideño para ponerme un chubasquero a cuadros escoceses.

-Deja que te lo abroche bien, no sea que te vayas a acatarrar- bufa mientras me debato-, y volvamos ya, que no nos podemos perder el último episodio de... ¡vaya por Dios!.. ¿cómo se llama esta serie?... ¿no lo recuerdas?... esa que te gusta tanto en la que sale esa perrita tan simpática que...

  Ya no queda nadie en el parque.

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