Viaje en un charco
Sentada debajo de la marquesina María se impacientaba. No era frecuente que tuviera que esperar más de un minuto al autobús que la llevaba de vuelta a casa, el 223; era el primero de la mañana, y a esas horas no había atasco que pudiera justificar un retraso por muy pequeño que fuera. Por la noche había llovido. Maria pudo ver los colores del alba agitarse en un charco, a muy pocos pasos de donde se encontraba. Demasiado cansada para seguir mirando el reloj a cada minuto, dejó navegar su mirada en el charco encendido y, sin darse cuenta, arribó a orillas lejanas de playas de arena blanca. Llegaba el 223; el conductor frenó, miró, no había nadie, siguió. En el charco, un cangrejo.
Para los Viernes Creativos de Fernando Vicente ( Ilustración de S, de Andrey Osadchikh)
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