Después del taller
¿Quién dijo qué? ¡Y qué más da! Lo que de verdad cuenta, Es que sí se dijo. Después del taller Al salir del taller literario, de vuelta a casa en coche. Muy bueno tu texto. Ya, pero
¿no te parece que el de la semana pasada estuvo mejor? La verdad, aunque me mates no lo recuerdo para nada. Ah
¿Por qué este «ah»
? Por nada, pero es que me extraña. ¿Te extrañas de que no recuerde tu texto?, ¡pero si no recuerdo ni el mío!
¿No te estarás tomando todo eso del taller demasiado en serio? Tal vez, pero si no es así entonces
Entonces ¿qué? Nada. Vale, lo que tú digas
Unos segundos de silencio. ¿Qué nos queda por hacer? Pues a mí, casi nada, solo freír unas patatas. No, no me refiero a esto, me refiero a ¿qué nos queda por hacer que valga la pena, que podamos tomarnos en serio? Pues eso, freír unas patatas y cenar a gusto. ¡Bah! Vale, de acuerdo, hablemos en serio. Otro silencio ¿Te acuerdas de Telma y Louise? Sí, claro
¿y? ¿Te parece que nos estrellemos contra un árbol? Ellas se tiraban por un barranco. Ya, pero es que aquí hay más árboles que barrancos. Vale, pero tengo que fumar un último cigarrillo. Ni hablar, ya sabes lo de los fumadores pasivos
A estas alturas no creo que tenga mucha importancia lo del tabaco, ¿no decías que nos íbamos a matar? ¡Pero es que no tiene nada que ver, matarnos, con morirnos de un puto tumor!
Lo primero es adelantarse al destino, jugarle una mala pasada, lo otro es sencillamente morir. Silencio
solo se oye el ruido del motor del coche. Vaya susto que se van a llevar todos. Ya, menudo follón que se va a organizar en casa con lo del pésame. Por cierto, deje las camas sin hacer. Y yo un montón de ropa sin planchar. Tampoco tenemos tanta prisa por estrellarnos. ¿Qué te parece si lo dejamos para mañana? Sí, tienes razón, tampoco tenemos tanta prisa.
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