Devoradores nocturnos de bizcochos
A las cuatro de la mañana me desperté pensando en el trozo de bizcocho que me había quedado del día anterior y tuve que bajar a la cocina a por él. Medio dormida lo fui engullendo a lo bestia y me pregunté si era mi estómago o mi cerebro el responsable de esta "fartura" absurda y compulsiva.
Hoy, leyendo las noticias, no sé por qué pero me he vuelto a preguntar lo mismo: ¿serán sus estómagos o sus cerebros los que les impulsan a querer siempre más?
0 comentarios