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dominiquevernay

Devoradores nocturnos de bizcochos

A las cuatro de la mañana me desperté pensando en el trozo de bizcocho que me había quedado del día anterior y tuve que bajar a la cocina a por él. Medio dormida lo fui engullendo a lo bestia y me pregunté si era mi estómago o mi cerebro el responsable de esta "fartura" absurda y compulsiva.

Hoy, leyendo las noticias, no sé por qué pero me he vuelto a preguntar lo mismo: ¿serán sus estómagos o sus cerebros los que les impulsan a querer siempre más?


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