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dominiquevernay

Al borde del llanto

–Que se arrime un poco más a la cama -me pidió mi padre.

         Entonces, me aparté para que Juan pudiera acercarse.

         Que se arrime un poco más a la orilla, me mandaba también cuando, de pequeños, Juan y yo le acompañábamos a pescar al río.

         –No tengas miedo Juan, te enseñaré a hacer ranas –le decía mientras escogía los cantos rodados más planos.

         Mientras las mías se hundían, las piedras de mi hermano parecían volar.

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