El nadador
Mi hermano era de un equipo de natación y yo su más entusiasta seguidora; no me perdía ninguna de las competiciones en las que participaba. Sin embargo, él era júnior, y a mí, los que de verdad me interesaban eran los absolutos, los nadadores de 18 años en adelante. Me encantaba ver a aquellos atletas tensar sus cuerpos como arcos gigantes antes de tirarse al agua, y disfrutaba de cada segundo de la prueba. Cuando se paraban los cronómetros y como sucede en el instante previo a la vida, el ganador que emergía rompía el agua en mil pedazos y lanzaba un grito mudo al aire. Entonces me sobresaltaba.
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Miguel -