Adiós amargura
–¿Te gusta la cerveza? –me preguntó Hugo.
–No mucho, pero no sé qué más pedir y tengo mucha sed –le contesté.
–Un día probé un poco de espumilla de cerveza del vaso de papá, y a mí tampoco me gustó. Pero es que soy muy pequeño aún –dijo con aire de entendido.
–No creo que eso dependa de la edad. ¡Mírame!, yo soy...
–Sí sí, depende de la edad –me interrumpió–, vas creciendo y te va gustando, te va gustando, y a los quince años ya no te parece tan asquerosa.
–No mucho, pero no sé qué más pedir y tengo mucha sed –le contesté.
–Un día probé un poco de espumilla de cerveza del vaso de papá, y a mí tampoco me gustó. Pero es que soy muy pequeño aún –dijo con aire de entendido.
–No creo que eso dependa de la edad. ¡Mírame!, yo soy...
–Sí sí, depende de la edad –me interrumpió–, vas creciendo y te va gustando, te va gustando, y a los quince años ya no te parece tan asquerosa.
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Dominique -
Diego C -